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Impresiones Bolivianas

Impresiones Bolivianas

Durante la estancia en Bolivia hicimos una vuelta por el sur del Altiplano. Salimos de La Paz el 1 de Enero. Pero el viaje empezó con una sorpresa: la terminal terrestre estaba vacia cómo el desierto. Alguien nos contó que había una huelga y añadió que los choferes seguramente no tenían ganas a trabajar por las fiestas del fin del año y por eso iniciaron la huelga.

Pero tuvimos suerte, después de sólo 2 horas de espera salió una flota grande para Oruro. Esta ciudad es la capital carnavalesca de Bolivia, como Cadiz en España y Rio de Janeiro en Brasil, y encima el Carnaval de Oruro fue declarado herencia de la humanidad por la UNESCO. Como no era la temporada de carnaval fuimos a Uyuni inmediatamente.

En Oruro termina la carretera asfaltada y empieza la pista, el ripio. Un autobús necesita normalmente de 10 a 12 horas para la distancia entre Oruro y Uyuni. Yo digo normalmente porque llegamos a Uyuni con un retraso de 10 horas. El autobús tuvo una avería, en plena noche, muy lejos de lugares habitados. Hacía mucho frío y al borde del autobús había sólo algunas frazadas. Así todos los viajeros fueron muy felices, cuando se levantó el sol. Pudimos continuar el viaje en un autobús de repuesto. Vimos muchos vicuñas, estas camelidos del mundo nuevo cuyo lana es tan preciosa que en el Imperio de los Incas solo los miembros de la familia del Inca llevaban ropa de este material.

Uyuni nos saludó con un cielo azul purísimo. No llueve mucho en esta zona y además la sal del salar saca la humedad del aire que es muy seco.

El salar de Uyuni nos impresionó muchísimo. Habíamos decidido hacer una excursión con un touroperador. El salar que tiene una área de 12.000 km² es casi tan grande como Turingia. Es un desierto ideal. Hay pistas para las coches y a veces se puede descubrir pequeños huecos de agua. Primero el chofer del todoterreno nos llevó al otro lado del salar donde esta ubicado el Volcán de Tunapa, el monte sagrado de los Aymara. En un edificio completamente construido de bloques de sal hubo un pequeño picnic con carne de llama. Pero que mala suerte: tres de las cuatro chicas de Argentina de nuestro grupo eran vegetarianas, algo que en Bolivia casi nadie comprende. El chofer pensó, que era una enfermedad y notó que sin carne no se podía sobrevivir en el altiplano.

Después de este picnic fuimos a la Isla de Pescado donde vimos los cactus gigantes. El chofer nos contó que un cactus crecía cada año un centímetro. Significa que un cactus de 10 metros tiene una edad de mil años.

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La última etapa de la vuelta nos lleva de Sucre a Cochabamba. La despida de Sucre resultó un poco amargo. En el terminal terrestre de Sucre un ladrón nos robó el neceser. Mientras mi mujer se cepillaba los dientes yo quedé solo con las mochilas, el neceser encima. De repente alguien me sacó al brazo y me dio un papelito de anuncio. Era el momento fatal. ¿Que habríamos hecho si el ladrón nos hubiera robado algo más importante , la cartera por ejemplo ?

Después de un pasaje nocturno el autobús paró al amanecer pero no nos encontrábamos en Cochabamba. Faltaban unos 15 kilómetros. Medio durmiendo bajamos del autobús. ¿ Un control de la policía antidrogas ? No, un vecino nos explicó, que los campesinos, los cocaleros habían construido una barricada. Ya unos 50 camiones y autobuses estaban formando una cola. Siguiendo a los demás pasajeros fuimos a pie a Cochabamba. Luego un taxista nos llevó al centro de la ciudad. Vimos numerosos grupos de campesinos. El taxista nos explicó que ellos estaban erigiendo bloqueos no solo alrededor de la ciudad sino todos partes del departamento.

En Bolivia hace mucho los bloqueos son una forma de la lucha política de los campesinos, de los pobres. Siempre buscan el "talón de Aquiles" de la infraestructura. El bloqueo del ano 2003 de La Paz y El Alto paralizó la vida publica de la capital y hubo numerosos muertos.

Normalmente queríamos quedar un día en Cochabamba. Quedamos 3 días. Un día durante un paseo por la ciudad de repente nos encontramos en medio de un grupo de campesinos, algunas con palos, otros con cañas de dinamita en el cinturón. Teníamos miedo pero cuando a lo largo de la conversación un cocalero nos ofreció algunas de sus hojas de coca para mascarlos nos sentíamos mejor. Acullicar las hojas sagradas juntos para los Aymara y Quechua siempre es un gesto entre amigos. Así nos convertimos de gringos a gringitos.

Cochabamba es una ciudad agradable. El clima es suave. Hay monumentos interesantes. Pero en La Paz esperaba el trabajo en el hogar de niños. El dueño del hotel no pensó que hubiera una posibilidad de llegar a La Paz. Claro, para él eramos una buena fuente de ingresos. En el terminal terrestre alguien nos contó, que entre las barricadas circulaban coches, camiones, taxis, todo que tiene ruedas. Así decidimos a marcharnos. Al principio tuvimos mucho suerte. Un chofer de un camión nos llevó junto con a eso 15 personas y muchos sacos de arroz 100 km, casi un quinto de la distancia total, siempre conduciendo por las carreteras secundarias, donde no había bloqueos. Luego tuvimos andar a pie.

La noche la pasamos en una granja pequeña. El dueño hablaba sólo unas palabras castellano, su mujer ninguna. Pero ambos eran muy amables. Nos ofrecieron algo para comer y no aceptaron ningún pago.

Por la tarde del segundo día de nuestra pequeña odisea llagamos finalmente a la frontera del departamento. Aquí terminaron las bloqueos. Encontramos un mini bus con destina La Paz. El día siguiente leí en el diario, que el día de nuestra salida de Cochababa había terminado con dos muertos: un cochabambino blanco y un cocalero.